No todos tenemos la misma clase de inteligencia y, por tanto, no aprendemos todos de la misma manera. De hecho, los estudios de Howard Gardner han logrado identificar y definir hasta ocho tipos de inteligencia distintas: lingüística, lógico-matemática, musical, naturalista, interpersonal, intrapersonal, cinestésica y visual-espacial . Resulta lógico, por tanto, que a la hora de desarrollar nuestra labor docente, los profesores y maestros utilicemos todo tipo de herramientas de enseñanza-aprendizaje que vayan más allá del modelo tradicional de presentación de información en grandes bloques de contenido en forma de texto escrito, que invariablemente les endosamos a nuestros alumnos con la esperanza de que lo asimilen sin excesivo problema. Y la mayoría de las veces es así. Pero ¿qué ocurre con otros tipos de niños a los que no les sirve este modo de presentación verbal de contenidos - los TEA, los TDAH, los que tienen dislexia o cualquier otro niño en que domine otro tipo de procesa...